El comercio electrónico viene creciendo de manera sostenida durante los últimos años. De hecho, durante el 2020 y a raíz de los confinamientos a lo largo y a lo ancho del mundo, las compras por Internet experimentaron una aceleración sin precedentes en Latinoamérica. Sin embargo, existe una serie de amenazas que pueden poner en riesgo a los e-commerces, tanto a los comerciantes como a los clientes, y lo mejor es estar preparados contra ellas. En este artículo, veremos las amenazas del comercio electrónico más importantes y cómo enfrentarlas.
Los ataques a e-commerce más comunes
Phishing, robo de identidad, fraude por contracargos… la lista de las estafas virtuales es bastante larga. Algunos delitos están enfocados a las propias tiendas online, mientras que otros están pensados para estafar a los clientes. Aun en estos últimos casos, las estafas afectan profundamente a la reputación y la confiabilidad de una marca. A continuación, veremos una lista de las amenazas en el comercio electrónico más grandes.
Phishing
En el phishing, el estafador busca ganarse la confianza de la víctima haciéndose pasar por una empresa.
En general, las técnicas de phishing consisten en enviar correos electrónicos a los clientes de una marca emulando su identidad visual, con el objetivo de solicitar datos bancarios u otro tipo de información sensible.
Si tienes un e-commerce, puedes pedirle a tus clientes que, cuando reciban un mensaje que en apariencia proviene de tu empresa, estén atentos a algunos detalles:
- URL coincida. Los mensajes de phishing suelen contener un link hacia algún formulario donde se le solicitará información. En este tipo de estafas, la dirección URL de esos links no suele contener el nombre de la marca.
- Que el texto esté bien escrito. Los mensajes de phishing suelen tener faltas de ortografía o errores gramaticales evidentes.
- Que el logotipo no tenga un aspecto extraño. Si bien los phishers (es decir, los que perpetran esta estafa) se esfuerzan en imitar los elementos gráficos de la marca a la que están suplantando, es probable que el logotipo no se vea correctamente, ya que muchas veces no respetan las proporciones de imagen o la resolución.
Por último, para evitar que tus clientes reciban mensajes fraudulentos que simulan provenir de tu empresa, deja claro en tu sitio web cuáles son tus canales de comunicación. Si utilizas el email marketing regularmente, aclara qué datos nunca vas a solicitar a tus clientes.
Fraude de contracargos
Otra de las amenazas en el comercio electrónico más importantes es el fraude de contracargos, donde la parte afectada es el comercio y no sus clientes. Esta técnica consiste en estafar al vendedor a partir de la realización de una compra y el posterior desconocimiento de esta frente al banco.
En líneas generales, un contracargo es una manera de proteger a los dueños de las tarjetas por posibles cargos hechos sin su consentimiento. A continuación, veremos los pasos clásicos de un fraude de contracargos:
- Primero, el estafador ingresa a un e-commerce y realiza una compra con tarjeta de crédito.
- Luego de procesar el pago, llama a su entidad financiera para desconocer la compra utilizando una excusa falsa.
- El banco inicia una investigación. Si considera que hubo alguna irregularidad, hay muchas posibilidades de que la balanza se incline hacia el dueño de la tarjeta.
- Finalmente, el estafador recibe la devolución del dinero y, además, el producto o servicio. Mientras tanto, el e-commerce tiene que afrontar los costos de la transacción, además de una tarifa por contracargos.
Si tienes un e-commerce y quieres evitar ser víctima de esta estafa, algunas de las acciones que puedes realizar son:
- Comprueba que el nombre de tu tienda aparezca en las facturas, para evitar que los clientes realicen reclamos a su banco emisor.
- Utiliza pasarelas de pago seguras.
- Mantén informados a tus clientes sobre tus políticas de entrega y devolución.
- Adquiere un buen sistema antifraude para prevenir los contracargos, como Critical.net.
- Conserva todos los recibos transaccionales para proteger tu tienda.
Robo de identidad
El robo de identidad es muy común, y consiste en la realización de una compra por parte del estafador con una tarjeta de crédito robada. Puede suceder que el estafador haya sustraído la tarjeta física y la tenga en su poder, aunque también puede ocurrir que solo posea el nombre del titular y los números de la tarjeta.
Para evitar esta estafa, puedes solicitar los códigos CVV y AVS a la hora de autorizar una compra. El código CCV es el número de tres o cuatro cifras que figura en el dorso de las tarjetas de crédito. Por su parte, el código AVS es un sistema para verificar que la dirección de facturación del titular de la tarjeta coincide con el domicilio registrado para hacer el envío.
Además, lo mejor es que el e-commerce utilice una pasarela de pagos ofrecida por el banco, para que sea la entidad financiera la que asuma la responsabilidad y el riesgo de validar la tarjeta.
Por qué los e-commerces de Latinoamérica son vulnerables a los ataques
Según datos del Banco Mundial, Latinoamérica ha sido históricamente una región con una penetración de Internet más lenta que Europa y Estados Unidos. Esto hacía que el comercio electrónico no fuera la forma favorita de consumo de los habitantes. Sin embargo, como ya hemos dicho, la pandemia por COVID-19 cambió las reglas de juego y produjo una escalada en las compras online. El problema es que esto también crea miles de oportunidades para que los estafadores de Internet puedan actuar con comodidad.
Conclusión
Las amenazas en el comercio electrónico están al acecho, y podrían acarrear graves consecuencias económicas tanto para los negocios como para sus clientes, además de una pérdida en la reputación y en la confianza por parte del público.
Si tienes una pequeña o mediana empresa en línea, lo más importante es protegerla de posibles estafas y robos con una herramienta antifraude con poderosos sistemas de automatización, como Critical.net. De esta forma, podrás resguardar tu tienda de los estafadores mientras tú enfocas todos tus esfuerzos en vender más y ofrecer un servicio de calidad.
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